martes, 12 de mayo de 2015

BAUTIZO DE JACQUES Y GABRIELLA DE MONACO

El pasado domingo, día 10 de mayo de 2015, tuve la dicha de ver la retransmisión en directo del esperado bautizo de los príncipes Jacques y Gabriella, los gemelos que han colmado de felicidad a sus padres, los príncipes de Mónaco.
 

Foto: purepeople.com
 
 
 
Los padres y sus hijos junto los respectivos padrinos.
Foto: dailymail.co.uk
 
 Como aficionada a todas las celebraciones reales y seguidora de la familia Grimaldi desde mi más tierna infancia, no podía perderme la ocasión, conectada vía online a través de Monaco Info, disfruté de todos los previos a la ceremonia, la llegada de los invitados, de los familiares y de los pequeños protagonistas de la jornada. No veíamos a Jacques y Gabriella desde su presentación el pasado mes de enero, cuando eran unos recién nacidos, por lo que verlos de nuevo fue algo emocionante, especialmente porque era un día muy importante para ellos y además porque se han convertido en los bebés más hermosos del mundo.
 
La ceremonia fue realmente bonita, siendo presidida por Monseñor Bernard Barsi, arzobispo de Mónaco y Gran Capellán del palacio del príncipe, y concelebrada por el nuncio apostólico en el principado, Monseñor Luigi Travaglino, el obispo de Niza, Monseñor André Marceau, y el vicario general de Vintimille-San Remo, Monseñor Umberto Toffani. Presente también entre los concelebrantes, el Padre César Penzo, capellán del Palacio y personaje muy querido por la familia Grimaldi y por todos los monegascos.
 
 
Imagen del momento de la Consagración, por cortesía de Pablo Milstein.
 
 
Foto captada en el momento de abandonar la catedral donde podemos ver al Padre César Penzo tomando la manita del pequeño Jacques.
 
 
Monseñor Barsi pronunció una homilía en la que destacó el significado del bautismo y el papel que debe tener todo bautizado en la fe de Cristo:
 
"El bautizo es una fiesta pero también un compromiso de amor y de seguir a Cristo. La palabra bautizar viene del griego y significa entrar profundamente...Por el agua del bautismo, entramos en el misterio del amor y la resurrección de Jesús, fuente de vida... El Papa Francisco recuerda a menudo que cada bautizado es un discípulo misionero de Jesús, es decir, amigo y misionero, testigo del amor por sus palabras y sus actos. En el contexto de nuestra sociedad, que parece convertirse en sorda  a la consideración de Jesús, es urgente que los cristianos se rebelen y den testimonio de su fe...Fue el Santo Papa Juan XXIII quien,  a la pregunta de un periodista ¿Cuál ha sido el día más feliz de su vida?, respondió: el día de mi bautismo. Yo deseo que Jacques y Gabriella puedan un día decir a su entorno que el día más feliz de sus vidas fue el de su bautismo, momento que marca el comienzo de una aventura con Jesucristo, aventura que no finalizará jamás."
 
 
Jacques y Gabriella se portaron perfectamente, sus grandes ojos se abrían de par en par para no perder detalle de la ceremonia, y ni siquiera en el momento de derramar sobre sus cabezas el agua baustismal emitieron el más leve sonido.
 
Momento del bautismo de la princesa Gabriella.
 
 
Fue también la ocasión de ver a una princesa Charlene rebosante de felicidad y de ternura hacia sus pequeños. Su primera sonrisa, antes de situarse en su lugar, la dedicó a sus cuñadas, las princesas Carolina y Estefanía, que se encontraban junto a sus hijos a la izquierda del altar.  El cariño familiar también se hizo patente en el momento de la paz, cuando todos ellos se lanzaron besos a través del aire, en lo que fue un momento lleno de cariño y naturalidad.
 
Toda la ceremonia estuvo ambientada musicalmente por los Pequeños Cantores de Mónaco junto al coro y al órgano de la catedral, cuyo titular es Olivier Vernet. Y en el momento posterior a la Comunión, sonó el canto "Come unto Christ" que hizo que muchos de los presentes se emocionaran, entre ellos la propia Charlene. La princesa lucía impecablemente vestida por Dior, así como sus pequeños, que vistieron trajes de bautizo realizados por la misma firma, en tejido de algodón, con encajes de Calais y los monogramas de ambos bordados.
 
Diseños de los vestidos de bautizo realizados por Dior.
 
 
Jacques y Gabriella estuvieron atendidos por sus niñeras, que tuvieron ocasión de desempeñar su trabajo y el honor de estar presentes en un acontecimiento tan significativo. Una de las anécdotas de la celebración tuvo lugar durante la firma de las actas bautismales por parte de padres y padrinos, momento en el cual pudimos ver a los bebés en brazos de sus niñeras interactuando entre ambos con risas de Jacques hacia su hermanita, a la que quería atraer hacia sí con mucho brío.
 
Foto tomada durante la retransimisión de Monaco Info.
 
 
 Como en toda celebración de este importancia, la atención también recae sobre las invitadas y su vestuario. Junto a la elegancia impecable de Charlene (vestida por Dior), la elegancia de las madrinas y el estilo incomparable de Carolina, pemitidme que haga una mención especial a la que considero la invitada más elegante de todas las asistentes, se trata de la condesa Beatrice Borromeo, prometida de Pierre Casiraghi, que lució un precioso vestido con pamela, unos pendientes divinos y un recogido muy elaborado y muy favorecedor. Con su estilismo al completo, Beatrice supo aportar grande classe al acontecimiento, superando incluso a su futura suegra.
 
Foto: hola.com

Foto: Paris Match / Royal Blog
 
 
Una vez cumplidos los trámites y realizadas las fotografías de recuerdo junto a sus respectivos familiares, los príncipes de Mónaco salieron del templo con sus hijos en brazos para posar durante unos instantes en la puerta de la catedral y permitir que todo el público presente contemplara esa estampa familiar. Tras la actuación del grupo folclórico de danzas tradicionales monegascas "La Palladienne de Monaco", los soberanos descendieron la escalinata, y enfilando la calle Col. Bellando de Castro, se dirigieron hacia la plaza del palacio saludando al público y recibiendo un verdadero baño de multitudes que los esperaban con ansias de saludarlos y darles la enhorabuena por el bautismo de sus pequeños. De nuevo fue la ocasión de ver a una Charlene muy distendida, muy contenta, saludando a  todos los presentes y dedicando su atención más especial a los niños presentes en el público, especialmente a las niñas que estaban impacientes por saludar a su princesa, la cual se dejó abrazar por todas ellas demostrándose cariño mutuo.
 

Fotos: Palais Princier
 
 
Esos momentos se convirtieron mucho más que en un acto formal, en un verdadero encuentro familiar, puesto que todo Mónaco es una gran familia a la cabeza de la cual se encuentra la familia principesca.
 
Me resulta imposible traer aquí más fotografías del acontecimiento, puesto que hay tantas y tan hermosas para ser compartidas, que lo mejor será que  consultéis el álbum que he creado en mi página de Facebook sobre el acontecimiento.
 
Y para todos aquellos que no pudisteis ver la retransmisión, todavía podéis hacerlo en el siguiente video que la recoge de forma íntegra:
 
 
 
A modo de reflexión personal, sólo me queda por añadir que la visión de ese momento histórico me ha hecho sentir pena de mí misma, os preguntareis por qué....Pena por no haber nacido monegasca, por no formar parte de un lugar tan idílico donde reinan el orden y la belleza, un lugar donde lo extraordinario es habitual, regido por un soberano que vela por el bienestar y la prosperidad de sus súbditos, permitiéndoles disfrutar de un altísimo nivel de vida, de vivir en un lugar con absoluta seguridad y que mantiene vivas las tradiciones, respetándolas y promoviéndolas. Porque, aunque muchos tildan al principado de "reino de opereta" incluso en tono de menosprecio, lo cierto es que Mónaco es mucho más que todo eso, sus habitantes sienten un gran arraigo nacional, un gran respeto y cariño por su familia principesca que les corresponde siempre haciéndoles partícipes de todas sus celebraciones familiares y oficiales. Mónaco y los Grimaldi son un todo, una misma cosa indivisible, ambas no pueden entenderse por separado. Y así, unidos, permanecen siempre en las alegrías y en las penas, en una alianza inquebrantable.
 
¡Viva Mónaco, Vivan sus príncipes Alberto y Charlene,  y Vivan Jacques y Gabriella!
 
Dios los bendiga y les conceda una larga y feliz vida.
 
 
 
 
 


4 comentarios:

  1. Mlle Lafitte, de acuerdo en todo.

    El momento en que se dieron la paz fue uno de los más bonitos.

    Llevo años señalando que Mónaco es la última monarquía real de Europa, el último estado renacentista y siempre he envidiado hasta el último conductor de autobús de la Roca. Es una de mis destinaciones favoritas, una parte del mundo donde nunca me canso ni me cansaré de ir.

    H

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    1. Muchas gracias por su comentario Madame H, su opinión es siempre muy valiosa para mí. Creo que a Mónaco podemos añadirle Luxemburgo, ambas familias son siempre muy respetuosas con sus tradiciones y no se han diluido en aras de la modernidad.

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  2. Me encanto este post, un bautizo bellísimo, súper glamour oso, elegante, realmente principesco, perfecto.
    N.

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